El momento de entrar en una empresa es clave en el compromiso futuro de un empleado. Pocas empresas se preocupan por este hecho y muchas se lamentan después de la falta de sentimiento de pertenencia, del desconocimiento de la cultura o de la escasez de alineamiento con los objetivos. Articular un proceso de acogida es clave en la socialización de un nuevo empleado.
Aún más abandonado está el proceso de salida. Que los empleados se van es un hecho. Pero ¿han pensado las empresas en tener un proceso igual de articulado para que estos empleados sean prescriptores de la empresa, o incluso para que vuelvan algún día?